Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière nació en París el 15 de enero de 1622

Molière

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Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière (París, 15 de enero de 1622 – ibídem, 17 de febrero de 1673),1 fue un dramaturgo, humorista y comediógrafo francés.

Considerado el padre de la Comédie Française, sigue siendo el autor más interpretado. Despiadado con la pedantería de los falsos sabios, la mentira de los médicos ignorantes, la pretenciosidad de los burgueses enriquecidos, Molière exalta la juventud, a la que quiere liberar de restricciones absurdas. Muy alejado de la devoción o del ascetismo, su papel de moralista termina en el mismo lugar en el que él lo definió: «No sé si no es mejor trabajar en rectificar y suavizar las pasiones humanas que pretender eliminarlas por completo», y su principal objetivo fue el de «hacer reír a la gente honrada». Puede decirse, por tanto, que hizo suya la divisa que aparecía sobre los teatritos ambulantes italianos a partir de los años 1620 en Francia, con respecto a la comedia: Castigat ridendo mores, «Corrige las costumbres riendo».

Hijo del tapicero real Jean Poquelin y Marie Cressé, se atribuye, sin que ello sea seguro, la razón de su interés por el teatro a sus tíos a que a menudo lo llevaban a ver obras de teatro. En 1633 a los 11 años entró en el Collège de Clermont (actual liceo Louis-le-Grand). Sustituyó, posteriormente, a su padre (1642) como tapicero real de Luis XIII y conoció y se relacionó con la familia de comediantes Béjart.

Perdió a su madre a la edad de 10 años y él no parecía haber sido particularmente cercano a su padre. Después de la muerte de su madre, vivió con su padre en un piso arriba de Pavillon des Singes en la calle Saint-Honoré, una pudiente área de París.

Años más tarde (1643), Jean-Baptiste firmó con los Béjart el acta de constitución del Ilustre Teatro. La directora será Madeleine Béjart, de la que se enamorará. En 1644, lo sucedió Jean-Baptiste, ya con el sobrenombre de Molière. Los inicios del Ilustre Teatro fueron mediocres. Tras varios fracasos, se acumularon las deudas y Molière fue encarcelado varios días.

Dejó París y se convirtió en actor durante cinco años. En 1650 Molière volvió a asumir la dirección de la compañía. Entre 1645 y 1658 se formó en el oficio de actor y dramaturgo; escribió esbozos de farsas, así como sus dos primeras comedias, El atolondrado o los contratiempos (L’Étourdi ou les Contretemps) y El despecho amoroso (Le Dépit Amoureux) en la que introduce al personaje de Crascarilles.

Al volver a París, protegido por Monsieur, hermano del rey, interpretó ante Luis XIV una tragedia, que aburrió, y una farsa, que divirtió. Molière tenía un gran talento cómico; su voz y su mímica desencadenaron las risas. Pronto la compañía alcanzó una reputación inigualable en lo cómico y el rey los instaló en el Petit-Bourbon, en donde actuaba alternándose con una compañía italiana (Scaramouche).

La primera de las grandes comedias de Molière, Las preciosas ridículas (Les précieuses ridicules, 1659) consiguió un éxito enorme y confirmó el favor del rey. Sin embargo, el Petit-Bourbon fue destruido para construir las columnas del Louvre, por lo que el rey los instaló en 1660 en el Palacio Real.

En 1662, Molière se casó con Armande Béjart, hermana de Madeleine, que tenía unos veinte años menos que él. El mismo año abordó un tema poco corriente en su época: la condición de la mujer. La escuela de las mujeres (L’École des femmes) fue un gran éxito.

Los devotos y beatos que consideraban a Molière un libertino y temían la influencia que ejercía sobre el rey, declararon obscena e irreligiosa La escuela de las mujeres. Además, la protección del rey despertó celos en otras compañías teatrales.

Molière contraatacó ridiculizando a sus adversarios en La crítica de la escuela de las mujeres (La Critique de l’École des femmes) y el Impromptu de Versalles (L’Impromptu de Versailles).

En 1664 se nombró responsable de las diversiones de la corte a Molière, puso en marcha Los placeres de la Isla encantada y representó La princesa de Élide (La Princesse d’Élide), en donde mezclaba texto, música y danza, y recurría a máquinas sofisticadas.

Ese mismo año Molière creó el Tartufo (Tartuffe), en la que denunciaba la hipocresía religiosa. El escándalo que se levantó entre los beatos fue de tal calibre que el rey prohibió durante cinco años la obra. A pesar de ello, Molière llevó a cabo algunas representaciones privadas.

En 1665 se representaron únicamente quince sesiones de su obra Don Juan (Dom Juan), inspirada en El burlador de Sevilla de Tirso de Molina. La compañía, apoyada por el rey, se convirtió en la Compañía Real.

Durante los dos años siguientes, Molière enfermó de tuberculosis. Actuó de modo irregular, pero siguió escribiendo, en especial El misántropo (Le Misanthrope), en la que expresa su amargura tras su separación de Armande, y El médico a palos (Le Médecin malgré lui). El misántropo 1666 introduce un nuevo tipo de necio, un hombre de elevados principios morales que critica constantemente la debilidad y estulticia de los demás y, sin embargo, es incapaz de ver los defectos de Célimène, la muchacha de la que se ha enamorado y que encarna a esa sociedad que él condena.2

Trató entonces de volver a representar Tartufo con otro título, pero al día siguiente se prohibió la obra. En 1668 creó dos obras con aparatos: Anfitrión (Amphitryon) y Georges Dandin, así como El avaro (L’Avare). Se levantó la prohibición sobre el Tartufo en 1669 y la obra alcanzó un enorme éxito. También escribió Los enredos de Scapin (Les Fourberies de Scapin) en 1671.

Su última obra es El enfermo imaginario (Le Malade imaginaire). Sufrió un ataque agudo de hemoptisis en el curso de la cuarta representación y murió en su domicilio, sin renegar de su profesión de actor, considerada inmoral por la Iglesia. Bajo la ley francesa de aquel tiempo, no estaba permitido que los actores fueran enterrados en el terreno sagrado de un cementerio. Sin embargo, la viuda de Molière, Armande, le pidió al rey que su cónyuge pudiera tener acceso a un funeral normal por la noche. El rey accedió y Molière fue enterrado en la parte del cementerio reservada a los infantes no bautizados.

Generalmente en las representaciones de teatro se dice que trae mala suerte vestirse de amarillo, dado que Molière supuestamente habría sufrido el ataque estando en el teatro vestido de este color.[cita requerida]

Entre sus influencias podemos citar las comedias de Plauto y Aristófanes, en especial en el caso de Anfitrión. El avaro se inspira en un personaje de la Aulularia plautina. También parece haber hecho mal uso de una de las obras de Cyrano de Bergerac, El pedante burlado (Le Pédant Joué), de la cual copió una escena casi al pie de la letra.

Sus obras
El médico volador (Le Médecin volant, 1645).
El atolondrado o los contratiempos (L’Étourdi ou les Contretemps, 1655).
El doctor enamorado (Le Docteur amoureux, 1658) — farsa perdida que se representó ante Luis XIV.
Las preciosas ridículas (Les précieuses ridicules, 1659).
Sganarelle 1660.
Don García de Navarra (Dom Garcie de Navarra).
La escuela de los maridos (L’école des maris, 1661).
La escuela de las mujeres (L’École des femmes, 1662).
La crítica de la escuela de las mujeres (La critique de l’école des femmes).
El casamiento forzado (Le Mariage Forcé, 1662).
La princesa de Élide (La Princesse d’Élide, 1664).
Tartufo (Tartuffe, 1664).
Don Juan (Dom Juan, 1665).
El misántropo o El atrabiliario enamorado (Le Misanthrope ou l’Atrabilaire amoureux, 1666).
El médico a palos (Le Médecin malgré lui, 1666).
Georges Dandin (1668).
El avaro (L’Avare, 1668).
Anfitrión (Amphitryon, 1668).
El señor de Pourceaugnac (Monsieur de Pourceaugnac, 1669).
El burgués gentilhombre (Le Bourgeois gentilhomme, 1670).
Los enredos de Scapin (Les Fourberies de Scapin, 1671).
La condesa de Escarbañás (La comtesse d’Escarbagnas, 1671).
Las mujeres sabias (Les Femmes savantes, 1672).
El enfermo imaginario (Le Malade imaginaire, 1673):

Citas
«Hay que comer para vivir y no vivir para comer» (El avaro).
«Entonces, hace más de cuarenta años que hablo en prosa sin saberlo» (El burgués gentilhombre).
«La debilidad humana es tener/Curiosidad por conocer/Lo que no querríamos saber» (Anfitrión).
«No se ven los corazones» (El misántropo).
«Cubríos ese seno que debiera ver» (Tartufo).
«Señora, es para mi un gran honor; y soy muy afortunado para ser tan feliz y tener la dicha de que hayáis tenido la bondad de concederme el honor de honrarme con vuestra presencia» (El burgués gentilhombre).
«No hacen otra cosa que reprocharme mi predilección por la grandeza» (El burgués gentilhombre).