Maria Callas, nació el 2 de diciembre de 1923

Maria Callas

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Ana María Cecilia Sofía Kalogeropoúlou (en griego Άννα Μαρία Καικιλία Σοφία Καλογεροπούλου) (Nueva York, 2 de diciembre de 1923 – París, 16 de septiembre de 1977), conocida como María Callas, fue una soprano griega nacida en Estados Unidos, considerada la cantante de ópera más eminente del siglo XX. Capaz de revivir el bel canto en su corta pero importante carrera, fue llamada (como antes la célebre Claudia Muzio) «la Divina». Su nombre está asociado en la memoria colectiva a Aristóteles Onassis, el gran amor de su vida.

Era hija de Evangelia Dimitriadis y George Kalogeropoulos, una pareja de emigrantes griegos que llegaron a Estados Unidos en agosto de 1923, asentando su domicilio en la ciudad de Nueva York.

En 1929 George Kalogeropoulos, farmacéutico de profesión, abrió un negocio familiar en un barrio griego de Manhattan y, por la complejidad del apellido, lo cambió por Callas.

Tras la separación de sus padres, Maria viajó a Grecia en 1937 con su madre y hermana, volviendo a adoptar su apellido original, Kalogeropoulos. Comenzó su formación en el Conservatorio Nacional de Atenas, y para inscribirse tuvo que falsear la edad, ya que no tenía los 16 años mínimos. Estudió con la soprano Maria Trivella, y después bel canto con Elvira de Hidalgo, que la formó en la tradición del belcanto romántico italiano. En 1938 hará su debut no profesional como Santuzza en Cavalleria rusticana, en Atenas.

La relación entre Maria y su madre era difícil. La madre presionaba a Maria con sus clases, solicitando a sus profesores que le informasen de todos sus avances; y por otro lado comparaba a Maria con su otra hija, calificándola de «gorda», poco agraciada y únicamente atractiva por su voz. Años después, Maria confesaría a la prensa que su madre la apoyó solamente para tener algún sustento económico y que, si bien admiraba su fortaleza y agradecía ese apoyo, nunca se había sentido querida por ella.

El debut de Maria fue en febrero de 1942, en el Teatro Lírico Nacional de Atenas, con la opereta Boccaccio. El primer éxito lo tendría en agosto de 1942 con Tosca, en la Ópera de Atenas. Pronto cantó Fidelio, Tiefland y Cavalleria rusticana, también en Atenas. En 1944, durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas ocupantes pierden el control de Grecia y la flota británica llega al puerto de El Pireo. Maria Kalogeropoulos decide volver a los Estados Unidos para encontrarse con su padre.

Sus éxitos no fueron muchos hasta que la quiso escuchar Edward Johnson, el director general del Metropolitan Opera House, quien le ofreció inmediatamente los principales papeles en dos producciones en las temporadas de 1946–1947: Fidelio, de Ludwig van Beethoven, y Madama Butterfly, de Giacomo Puccini. Para sorpresa de Johnson, Maria rechazó los papeles: no quería cantar Fidelio en inglés, y consideraba que el rol de Butterfly no era el mejor para su debut en América.

Encontró trabajo en 1946, pero continuó practicando con vigor para perfeccionar su técnica. Tomó como agente a Eddie Bagarozy y aceptó cantar la ópera Turandot en Chicago, en enero de 1947, con un reparto de cantantes europeos célebres, en una compañía que fue fundada por Bagarozy y Ottavio Scotto, un empresario italiano.

Maria Callas mostró tener un carácter muy fuerte y determinante en sus decisiones, que se evidenciaría en el trato con su madre y más tarde con Aristóteles Onassis. Su voz en los pianos era bellísima, pero acusaba un timbre metálico que no sabía anular con técnica. En sus tiempos fue llamada una soprano assoluta o soprano sfogato. La rápida pérdida de peso en la mitad de su carrera, el cambio constante de repertorio tan variado y a la vez sus problemas personales, son citados como posibles causas del deterioro de su voz.

Maria conoció en Nueva York al tenor italiano Giovanni Zenatello, director de la Arena de Verona, quien la contrató para cantar La Gioconda, de Ponchielli, en ese anfiteatro. Viajó entonces a Italia en compañía de la esposa de Bagarozy, Louise (hermana de Adriana Caselotti) y allí conoció a quien sería su primer esposo: un acaudalado industrial de la construcción llamado Giovanni Battista Meneghini (Verona, 1896 – Desenzano del Garda, 1981), treinta años mayor que ella y decisivo en la gestión de la incipiente carrera de la soprano.

Su debut italiano en la Arena de Verona fue en 1947, bajo la batuta de Tullio Serafin. Su trabajo en la ópera de Ponchielli fue un éxito pero no se reflejó inmediatamente en nuevos contratos. Así, Callas se encontró nuevamente sin empleo, pero gracias al apoyo brindado por Meneghini logró continuar con sus estudios privados de canto, haciendo luego una audición para Serafin en el difícil papel protagonista de Tristan e Isolda, de Richard Wagner, que se iba a presentar en el teatro La Fenice de Venecia en la siguiente temporada. Logró el papel y debutó en el teatro veneciano, obteniendo un clamoroso éxito que le permitió cantar Turandot, de Puccini, y el personaje de Brünnhilde en Die Walküre (La valquiria), en las temporadas de 1948–1949.

Ese año, durante el receso estival europeo, el 20 de mayo de 1949 hace su debut americano en el Teatro Colón de Buenos Aires como Turandot, Aída (sólo una función reemplazando a Delia Rigal) y Norma, dirigidas por Tullio Serafin, secundada por Mario del Mónaco, Fedora Barbieri y Nicola Rossi-Lemeni.

En Venecia se iba a representar la ópera I puritani, de Vincenzo Bellini (el llamado «Chopin de la ópera»), con Margherita Carosio en el papel de Elvira. Una tarde Maria se había cansado de interpretar el papel de Brünnhilde y comenzó a leer la música del personaje de Elvira. Cuando la esposa de Serafin la escuchó, se lo dijo a éste y pidió a Maria que lo cantase. Además la Carosio estaba enferma y era necesario sustituirla. La mañana siguiente Maria cantó para el director musical del teatro, quien decidió que ella sería la mejor elección como Elvira. Se le dio una semana para aprender la ópera entera, una semana que además incluía tres representaciones de Die Walküre. Después de la primera representación de I puritani el 19 de enero de 1949, Maria Callas se convirtió en «la voz de Italia».

Después de su Elvira en Venecia, Maria se convirtió en una celebridad en Italia, pero todavía no se le había ofrecido un papel en el teatro más importante del país, La Scala de Milán. Finalmente se le ofreció un papel en la Aida, de Giuseppe Verdi, que Renata Tebaldi no podía realizar. Maria y Meneghini esperaban un gran éxito, pero cuando comenzaron las representaciones de Aida el 12 de abril de 1950, la acogida del público italiano fue fría. Para su segunda presentación el 7 de diciembre de 1951, La Scala se rindió a Maria Callas, un éxito que dio origen a su seudónimo «La Divina». La temporada de 1951–1952 inició con I vespri siciliani, de Giuseppe Verdi, siendo una de las actuaciones más aclamadas y recordadas de la soprano.

El 23 de mayo de 1950 debuta en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, cantando Norma, y es en ese mismo escenario donde intercala un célebre Mi bemol al final del segundo acto de Aida conocido como «el agudo de México»1 y en donde cantaría las dos únicas funciones de Rigoletto a lo largo de su vida. En Bellas Artes cantaría con Giuseppe Di Stefano «Rigoletto», «Traviata», «Bohemia» y «Lucia de Lamermoor» formando desde entonces una de las parejas más famosas en la Historia de la Opera. Juntos grabaron 9 Operas completas: «Rigoletto», «El Trovador», «Manon Lescaut»,»Baile de Mascaras», «La Bohemia», «Los Puritanos», «Cavalleria», «Payasos» y «La Traviata».

En julio de 1952 Callas firmó un contrato de grabación exclusiva con Walter Legge, productor musical de EMI. Pocos días después Legge y su mujer, la famosa soprano alemana Elisabeth Schwarzkopf, fueron a verla en La traviata en la Arena de Verona. Tras la representación, la Schwarzkopf ofreció uno de los tributos más conmovedores: viéndose superada por Maria, no cantaría nunca más La traviata. Cuando se le pidió una explicación, la Schwarzkopf respondió: «¿Cuál sería el sentido de hacerlo si otra artista lo puede hacer perfecto?». En noviembre de ese mismo año María Callas compartiría escenario con otro gran mito del bel canto, Joan Sutherland en la representación de Norma de Bellini en el Covent Garden de Londres.

Mujer alta y muy corpulenta, en esa época decidió bajar de peso para «hacer justicia a Medea», papel que interpretaría en La Scala dirigida por Leonard Bernstein en producción de Margarita Wallmann.

Entre 1953–1954 bajó más de 36 kilos (80 libras). Cuando reapareció como la tísica Violetta junto a su gran amigo y frecuente compañero de escena – el Tenor Siciliano Giuseppe Di Stefano en la puesta en escena de Luchino Visconti de La traviata, en un primer momento ni el director orquestal Carlo Maria Giulini la reconoció. Era «otra mujer», y Visconti había hallado la cantante-actriz ideal para sus escenificaciones cinematográficas. Visconti la convertirá en ideal Violetta y luego Ifigenia, Elisabetta, Anna Bolena y Amina en La sonnambula, de Bellini.

En 1954 hace su debut en Estados Unidos, en la Lyric Opera of Chicago, como Lucia di Lammermoor.

En 1955, probablemente su mejor año escalígero, canta una Norma que adquirirá estatus legendario, junto a Giulietta Simionato y Mario del Mónaco, dirigida por Antonino Votto, y en Berlín junto a Herbert von Karajan canta una Lucia di Lammermoor histórica para la reapertura de la Deutsche Oper Berlin. El delirio del público hace que se deba repetir el sexteto del segundo acto.

El 17 de noviembre de 1955, al término de la presentación de Madame Butterfly en el Lyric Opera de Chicago, Maria Callas celebraba su triunfo. La audiencia continuaba aplaudiendo cuando se acercó el oficial de justicia Stanley Pringle, que le presentó un requerimiento judicial por haber sido demandada por su anterior representante, Eddie Bagarozy, quien esgrimía un contrato de 1947 que le designaba como único representante. Aunque no habían tenido contacto durante muchos años, Bagarozy reclamó que él tenía un porcentaje de los honorarios de Callas y que con los gastos pagados por él sumaban 300.000 dólares. El caso fue dirimido en el juzgado el 7 de noviembre de 1957 según unos términos que no se hicieron públicos.

Finalmente Maria hizo su debut en el Metropolitan Opera House el 28 de octubre de 1956, como Norma, de Vincenzo Bellini.

En 1957 tienen lugar la histórica exhumación de Anna Bolena, de Donizetti, en La Scala, dirigida por Luchino Visconti, junto a Giulietta Simionato, y las igualmente históricas de La sonnambula, de Bellini, que el realizador trata como un cuento pastoral donde Maria equipara física y vocalmente a la soprano del siglo XIX Fanny Persiani.

Durante la gira de la compañía, primero a Colonia y luego al Festival de Edimburgo, ante el éxito de las representaciones de La sonnambula, se agrega una quinta función a las cuatro programadas. Maria, aduce no estar contratada y deja Edimburgo por Venecia, donde la espera una fiesta de su amiga Elsa Maxwell donde —según Maxwell— la columnista le presentó al magnate Aristóteles Onassis.5 Se sucede otro escándalo y la entonces desconocida Renata Scotto, de 23 años, en dos días aprende la parte para consagrarse internacionalmente.

La siguiente vez que Maria provocó titulares por un escándalo fue por una representación de Norma en la ópera de Roma, el 2 de enero de 1958, en honor del Presidente de Italia, Giovanni Gronchi, y su esposa.

Desgraciadamente, Maria contrajo un resfriado y se informó al teatro de que se le debía substituir, pero La Scala se negaba a sustituirla. Maria, contra las órdenes de los médicos, salió a escena pero tuvo claro desde la primera nota que su voz estaba en mala condición. Al final del primer acto, media audiencia no se mostraba satisfecha. Maria huyó rápidamente por una puerta trasera, y anunció que lo había hecho porque no estaba a la altura del público milanés. Al avisar al teatro de su situación vocal, el teatro había respondido «Nessuno può sostituire la Callas» («Nadie puede sustituir a la Callas»), lo que enfureció al público milanés. El público estaba rabioso, pero Maria fue excusada cuando recibió la llamada de la señora Gronchi, quien le aseguró que ni ella ni su marido se habían ofendido.

Tres meses después, Maria cantaría junto al joven tenor canario Alfredo Kraus en Lisboa una de las representaciones más aclamadas de La traviata, de Verdi. Esta función dirigida por Franco Ghione el 27 de marzo de 1958 es considerada, pese a su sonido precario, como la mejor grabación de esta ópera. Se han descubierto fragmentos filmados de esas funciones

Ese mismo año su arte llegó a distintos lugares del mundo: Chicago, Berlín, Viena, Filadelfia, Washington, Dallas, Colonia, Edimburgo. A mediados de dicho año, Maria Callas representa en el Covent Garden de Londres La traviata con Cesare Valetti.

Cerró este especial año con un recital en directo celebrando su debut en la Ópera Garnier de París, el 19 de diciembre, que fue transmitido a más de una docena de países en Europa9 y que inició su relación entrañable con la ciudad donde terminaría sus días.

Hacia fines de 1958 Rudolf Bing —director del Metropolitan Opera, donde ella había debutado en 1956— quiso contratarla para La traviata y Macbeth, dos óperas muy diferentes para las cuales no llegaron a un acuerdo.La noche del debut de Callas en Medea, en Dallas, Bing le envió un telegrama rescindiendo el contrato. Callas, enfurecida, convocó a la prensa y cantó después una extraordinaria Medea junto a Jon Vickers y la joven Teresa Berganza.Posteriormente, Bing dijo que Callas fue la artista más difícil de tratar, que era tan inteligente que siempre ganaba.La cancelación de Macbeth catapultó al estrellato a quien la reemplazó en el papel principal, la austríaca Leonie Rysanek. Pese a todo, Bing y Callas se reconciliaron en la década de 1960 y Callas retornó al Met en 1965 para dos funciones de Tosca, las últimas que interpretó en un escenario de ópera americano (se retiró tras cantar en el Covent Garden de Londres).

El 3 de noviembre de 1959, Maria Callas dejó a su marido Giovanni Meneghini por el magnate naviero griego Aristóteles Onassis, un idilio que la prensa de la época difundió exhaustivamente. Esta tortuosa relación sentimental se convertiría en una «tragedia griega».

La soprano se retiró durante un breve tiempo mientras duraba su relación con Onassis, y a su regreso (por falta de práctica y excesiva vida social) a nadie se le escapó que su voz había perdido fuerza y evidenciaba los signos de decadencia que ya se habían advertido años antes.

Por aquel tiempo (1961) Maria representaba Medea en Epidauro y en La Scala. No tenía buena voz y el 11 de septiembre de 1961, durante el primer acto en el dueto con Jasón (personaje interpretado por Jon Vickers), la audiencia comenzó a pitar. Maria ignoró el alboroto hasta que llegó la escena donde ella denuncia a Jasón con la palabra «Crudel!» («¡Cruel!»). Después del primer «Crudel!» paró de cantar; miró al público y le dirigió su segundo «Crudel!»; hizo una pausa y comenzó otra vez con las palabras: «Ho dato tutto a te» («Te lo he dado todo») haciendo un gesto como si amenazara con el puño a la galería; la audiencia paró de silbar, y María recibió una ovación clamorosa al final.

En mayo de 1965 la voz de Callas volvió a ser objeto de disputas. Estaba representando Norma en la Ópera de París16 con Fiorenza Cossotto como Adalgisa. Cossotto sabía que Maria estaba extenuada, por lo que decidió derrotarla en escena. La noche de la última representación de Norma, el 29 de mayo, Maria estaba más débil y Cossotto se ensañó con ella e hizo del gran dueto un duelo entre ambas. Al final, cuando el telón cayó, Maria colapsó y fue llevada inconsciente a su camerino.

En 1965 la Callas realizó su última representación de ópera con Tosca en el Covent Garden londinense junto a su compañero de escena clásico el barítono Tito Gobbi. Tenía 41 años.

En 1966 renuncia a la ciudadanía estadounidense y toma la nacionalidad griega. De esta manera técnicamente anula su matrimonio con Meneghini. Tenía la esperanza de que Onassis, a quien en verdad amaba, le propusiese matrimonio, pero Onassis dilataba la relación y nunca la complació bajo diversos pretextos.

El 20 de octubre de 1968 Onassis abandonó abruptamente a Callas para casarse con Jacqueline Kennedy, la viuda del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, asesinado en Dallas. Callas, herida en lo más profundo de su orgullo, nunca pudo superar el mal trance por el abandono de Onassis y jamás se lo perdonó a pesar de que Onassis, más tarde la buscaría repetidas veces cuando su matrimonio con la viuda estadounidense se había convertido en un martirio.

En junio de 1969, Maria empezó a trabajar en la película Medea,18 no inspirado en la ópera de Cherubini ni la tragedia de Eurípides, sino en el mito de Medea según la visión primitiva y barbárica19 de Pier Paolo Pasolini.20 Es un papel hablado donde no canta. Filmada en Turquía y en Pisa, trabajaba duramente, tan duro que un día se desmayó después de correr en una escena bajo el intenso sol. Este film tuvo fría recepción y fue considerado un succes d’estime en vista de los dos grandes personajes que se habían aliado. No obstante, con el tiempo pasó a la historia como uno de los mejores de Pasolini y contó con difusión a nivel internacional.

El 25 de mayo de 1970 tuvo que acudir corriendo al hospital y se anunció que había querido suicidarse con una sobredosis de barbitúricos. Por aquel tiempo tomaba más somníferos para dormir, y más barbitúricos para encontrar paz.

En 1971-72 intenta dedicarse a la dirección escénica con una puesta de Las vísperas sicilianas que no alcanzó éxito. Luego impartió una serie de clases magistrales22 en la Juilliard School de Nueva York que inspiraron el drama teatral Master Class del dramaturgo Terence McNally y mostraron el precario estado de su voz.

Se había instalado definitivamente en París en la más completa soledad hasta su muerte a los 53 años en su apartamento de la Avenue Georges Mandel 36 (y Rue des Sablons) cerca del Arco de Triunfo (hoy esa sección lleva el nombre Allée Maria Callas).

Esta etapa fue recreada en la película Callas Forever, dirigida por su amigo Franco Zeffirelli.

María Callas volvió a los escenarios en 1973 con «El tenor de la Callas» Giuseppe di Stefano, quien buscaba que ambos reaparecieran evocando los viejos tiempos de éxito juntos, pero sobre todo por elevar el estado de ánimo de Maria. Por primera vez en ocho años volvía a cantar en público. A principios de enero de 1973, Alexander, el hijo favorito de Aristóteles, fallece en un accidente. Además el matrimonio de Onassis con Jackie iba de mal en peor. Él intentó reconquistar a Callas a pesar de estar todavía casado con Jackie Kennedy, pero ella no quiso (o al menos no intentó) volver con él y lo rechazó cuando se encontraron en octubre de 1973, en París, donde ella residía.

Con apenas vestigios de su proverbial voz, quedó claro desde el primer concierto en Hamburgo, el 25 de octubre, que la gira sería un fracaso artístico pero un éxito de la nostalgia por todo el mundo. Callas y Di Stefano tenían como acompañamiento al piano al anciano Ivor Newton. Newton comenzó a tener vértigos en la calle y a hacer conjeturas sobre su muerte. Una vez dijo a Robert Sutherland, quien pasaba las páginas de sus partituras: «Si tengo un ataque de corazón mientras María está cantando una nota alta, tienes que dar un empujón fuerte a mi banqueta y continuar tú como si nada hubiera pasado». María rechazó discutir con Newton, temiendo que lo podía matar con la tensión. Sutherland en ocasiones les acompañó cuando la gira viajó a los Estados Unidos. El concierto final tuvo lugar el 11 de noviembre de 1974 en Sapporo.23 Era el último lugar del planeta donde se escucharía cantar a María Callas.

El 16 de septiembre de 1977 María se despertó en su casa de París. Desayunó en la cama y fue hacia el cuarto de baño. Tenía un dolor punzante en el costado izquierdo y se desmayó. Fue llevada otra vez a la cama y bebió un café fuerte. Reclamaron la presencia del médico del mayordomo, que salió inmediatamente hacia la residencia de Maria, quien murió antes de que llegara. Su funeral tuvo lugar el 20 de septiembre y su cuerpo fue incinerado en el cementerio parisino de Père Lachaise. Las razones de su muerte quedan poco claras: oficialmente se trató de una «crisis cardíaca», pero no se descarta que se suicidara ingiriendo una dosis masiva de tranquilizantes. Su urna fúnebre fue robada y encontrada unos días más tarde. Tras su recuperación se dispersaron sus cenizas en el Mar Egeo.

Combinada una formidable técnica del bel canto que daba flexibilidad a su caudalosa voz, que se sumaba a un timbre personal, un gran talento dramático y una particular hermosura, fue un músico extraordinariamente versátil. Sus estudios del bel canto con la soprano de coloratura española Elvira de Hidalgo le permitieron abordar papeles muy disímiles y resucitar la tradición del bel canto romántico italiano en la verdadera acepción del término y a través de la exhumación de óperas olvidadas como Anna Bolena, de Donizetti.

En la definición del musicólogo Kurt Pahlen, «…su canto asemeja una herida abierta, que sangra entregando sus fuerzas vitales…como si ella fuese la memoria del dolor del mundo…».24

Con un registro de soprano que abarcó tres octavas afrontó un inmenso repertorio, desde el bel canto, el verismo e incluso Wagner, siendo su tipología vocal muy peculiar y difícil de clasificar tanto por su particular timbre de voz (que no era bello según los cánones establecidos) como por su facilidad para cantar notas sobreagudas (propias de una soprano ligera) y también interpretar roles de Mezzosoprano como lo son Eboli, Carmen, Santuzza, Kundry, Delilah e incluso las arias de Rossina y Angelina. Tenía una sorprendente capacidad de matizar, lo que ha llevado a algunos críticos a considerarla como soprano sfogato, una voz capaz de alternar entre registros de soprano aguda como de contralto con gran agilidad, siendo heredera directa de María Malibrán y Giuditta Pasta, musas de Vincenzo Bellini.

El mayor don de Callas se hallaba en su innata musicalidad que le permitía internarse instintivamente en el universo personal de cada compositor sin importar los defectos vocales en los que a veces incurría. Callas supo hacer de sus defectos sus mayores virtudes. Magnética en escena, no fue sólo una gran soprano con dotes vocales inusuales, sino también una gran actriz que supo encarnar sus personajes de un modo único.

Demostró la vigencia de la ópera con interpretaciones casi cinematográficas. Poseyó una intuición artística infalible, que se apoyó en un gran trabajo a menudo apoyado en directores de la talla de Luchino Visconti y Franco Zeffirelli.

Desafortunadamente parte su fama no obedeció sólo a razones artísticas. Su vida privada y su relación con Aristóteles Onassis hicieron que ocupara portadas de la prensa rosa cuando su carrera estaba prácticamente terminada. En realidad, después de iniciar su relación con Onassis entró en declive. Más allá de anécdotas sin interés, se olvida todo lo que había aportado al género lírico en una época en la que el público empezaba a alejarse de los espectáculos convencionales y rutinarios.

Los grandes éxitos de su carrera, los que le garantizan uno de los lugares más importantes en la historia de la ópera, tuvieron lugar antes de su relación con Onassis.

Este dolor emocional, sumado a la súbita pérdida de peso, aceleró el deterioro de su voz y le acarreó múltiples críticas, además de acortar su longevidad vocal. El fenómeno Callas duró apenas algo más de una década, pero su irrupción en el mundo de la lírica dejó una marca imborrable y visionaria. Callas propulsó la revaluación del género belcantista e impulsó la interpretación del verismo desde la técnica del belcanto provocando una importante revisión desde el punto musical e interpretativo. La generación que le siguió cimentó estos valores en los nombres de sopranos como Joan Sutherland, Montserrat Caballé, Leyla Gencer, Renata Scotto, Beverly Sills, Mirella Freni y las mezzosopranos Marilyn Horne y Teresa Berganza motivando un florecimiento del género lírico desde un enfoque históricamente veraz.

Ha sido la primera persona de la historia en llevar el término de «Diva»

Repertorio
Sus máximas creaciones fueron Norma, Medea, Violetta en La traviata, Lucía y Tosca (de la que realizó la versión discográfica considerada «definitiva» en 1953), seguidas por Elvira en Los puritanos, Lady en Macbeth, La Gioconda, Il trovatore, La sonnambula, Anna Bolena, Ifigenia, Madama Butterfly, Turandot, Rosina en El barbero de Sevilla y Armida. En el final de su carrera en 1964 abordó Carmen en el estudio de grabación como había hecho en 1956 con Mimí de La boheme y Manon Lescaut, papeles que nunca cantó en escena (tampoco Nedda de I pagliacci).

En total cantó 47 personajes (incluyendo Smaragda en O protomastoras de Kalomiris en 1943, su único papel en una ópera contemporánea).

Repertorio escénico

Ópera clásica y belcantista:
Vincenzo Bellini: Norma, I puritani, La sonnambula, Il pirata
Luigi Cherubini: Medea papel que interpretó en la película de Pier Paolo Pasolini (sin relación con la ópera)
Christoph Willibald Gluck: Alceste, Iphigénie en Tauride
Gioacchino Rossini: Il turco in Italia, El Barbero de Sevilla, Armida
Gaspare Spontini: La vestale
Gaetano Donizetti: Lucia di Lammermoor, Anna Bolena, Poliuto

Ópera verista:
Giacomo Puccini: Tosca, Turandot, Madama Butterfly, Suor Angelica (1 rep. 1940)
Umberto Giordano: Andrea Chénier, Fedora
Pietro Mascagni: Cavalleria rusticana (Santuzza) (1939 y 1944)
Amilcare Ponchielli: La Gioconda
Arrigo Boito: Mefistofele (3 rep. en 1954)
Giuseppe Verdi: Nabucco, Macbeth, Rigoletto, Il trovatore, La traviata, Las vísperas sicilianas, La fuerza del destino, Aida, Don Carlo, Un ballo in maschera

Ópera alemana (en italiano) y otras
Beethoven: Fidelio (11 representaciones en 1944 en Atenas al principio de su carrera)
Richard Wagner: Tristán e Isolda, Parsifal, La valquiria
Eugen d’Albert: Tiefland (Martha, 1944, Atenas)
Carl Millöcker: Der Bettelstudent (Laura) (Atenas, 1945)
Haydn: Orfeo ed Euridice (2 en 1951)
Mozart: El rapto en el serrallo (4 rep. en 1952)
Von Suppe: Bocaccio (debut profesional 1939, Atenas)

Las 15 óperas más representadas por Callas[editar código]
1 • Norma — 89 funciones (1948–1965)
2 • La traviata — 63 funciones (1951–1958)
3 • Tosca — 51 funciones (1942–1965)
4 • Lucia di Lammermoor — 46 funciones (1952–1956)
5 • Aida — 33 funciones (1948–1953)
6 • Medea — 31 funciones (1953–1962)
7 • Turandot — 24 funciones (1948–1949) (+ grabación en 1957)
8 • La sonámbula — 22 funciones (1955–1957)
9 • Il trovatore — 20 funciones (1950–1956)
10 • I Puritani — 16 funciones (1949–1955)
11 • La gioconda — 13 funciones (1947–1953)
12 • Cavalleria rusticana — 13 funciones (1939–1944)
13 • Anna Bolena — 12 funciones (1957–1958)
14 • Tristan e Isolda — 12 funciones (1947–1950)
15 • Las vísperas sicilianas — 11 funciones (1951-1952)

Los restantes 32 personajes recibieron menos de 10 funciones cada uno.28

Cronología de las principales grabaciones29 [editar código]

La carrera discográfica comercial de Callas comienza en noviembre de 1949 con un disco de la Cetra donde canta el Liebestod, arias de Verdi y Bellini y finaliza con tomas de EMI en marzo de 1969.

He aquí una cronología de principales grabaciones de estudio y en vivo de óperas completas (en negrita las grabaciones registradas en estudio).

1949
Verdi, Nabucco, Vittorio Gui, Napoles

1950
Wagner, Parsifal, Vittorio Gui, Roma
Verdi, Il trovatore, Guido Picco, México City

1951
Verdi, Aida, Oliviero de Fabritiis, Palacio de Bellas Artes, México City
Verdi, Las vísperas sicilianas, Erich Kleiber, Florencia

1952
Ponchielli, La Gioconda, Antonino Votto, Fonit Cetra
Rossini, Armida, Tullio Serafin, Florencia
Bellini, I Puritani, Guido Picco, México 1952
Verdi, Rigoletto, Umberto Mugnai, México 1952
Puccini, Tosca, Guido Picco, México, 1952
Verdi, La traviata, Umberto Mugnai, México, 1952
Bellini, Norma, Vittorio Gui, Covent Garden, London, 1952
Verdi, Macbeth, Victor de Sabata, La Scala, Milan, 1952

1953
Verdi, La traviata, Gabriele Santini, Fonit Cetra, 1953
Bellini, I puritani, Tullio Serafin, EMI, 1953
Mascagni, Cavalleria Rusticana, Tullio Serafin, EMI, 1953
Verdi, Aida, John Barbirolli, Covent Garden Londres, 1953
Puccini, Tosca, Victor de Sabata, EMI, 1953
Cherubini, Medea, Vittorio Gui, Florencia, 1953
Cherubini, Medea, Leonard Bernstein, La Scala, Milan, 1953
Bellini, Norma, Antonino Votto, Trieste 1953
Donizetti, Lucia di Lammermoor, Tullio Serafin, EMI

1954
Leoncavallo, Pagliacci, Tullio Serafin, EMI, 1954
Spontini, La vestale, Antonino Votto, La Scala, Milan, 1954
Gluck, Alceste, Carlo Maria Giulini, La Scala, 1954
Donizetti, Lucia di Lammermoor, Herbert von Karajan, La Scala 1954
Bellini, Norma, Tullio Serafin, EMI 1954
Rossini, Il turco in Italia, Gianandrea Gavazzeni, La Scala 1954

1955
Giordano, Andrea Chenier, Antonino Votto, La Scala 1955
Verdi, La traviata, Carlo Maria Giulini, La Scala, Milan, 1955
Puccini, Madama Butterfly, Herbert von Karajan, EMI, 1955
Verdi, Aida, Tullio Serafin, EMI, 1955
Verdi, Rigoletto, Tullio Serafin, EMI, 1955
Donizetti, Lucia di Lammermoor, Herbert von Karajan, Ópera Alemana de Berlín, 1955
Bellini, Norma, Antonino Votto, La Scala, Milan, 1955.

1956
Puccini, Tosca, Dmitri Mitropoulos, Metropolitan Opera, Nueva York
Verdi, Il trovatore, Herbert von Karajan, EMI, 1956
Puccini, La boheme, Antonino Votto, EMI, 1956.
Verdi, Un ballo in maschera, Antonino Votto, EMI, 1956
Rossini, Il barbiere di Siviglia, Carlo Maria Giulini, La Scala 1956

1957
Bellini, La sonnambula, Antonino Votto, EMI, 1957
Donizetti, Anna Bolena, Gianandrea Gavazzeni, La Scala, Milan, 1957
Bellini, La sonnambula, Antonino Votto, Cologne,1957
Puccini, Turandot, Tullio Serafin, EMI, 1957
Cherubini, Medea, Tullio Serafin, EMI, 1957
Verdi, Un ballo in maschera, Gianandrea Gavazzeni, La Scala, Milan, 1957
Gluck, Iphigénie en Tauride, Nino Sanzogno, La Scala

1958
Verdi, La traviata, Franco Ghione, Lisboa, 1958
Cherubini, Medea, Nicola Rescigno, Dallas 1958
Rossini, Il barbiere di Siviglia, Alceo Galliera, EMI 1958

1959
Bellini, Il pirata, Nicola Rescigno, Nueva York
Ponchielli, La Gioconda, Antonino Votto, EMI, 1959
Donizetti, Lucia di Lammermoor, EMI (versión estéreo)

1960
Donizetti, Poliuto, Antonino Votto, La Scala
Bellini, Norma, Tullio Serafin, EMI (versión estéreo)

1961
Cherubini, Medea, Thomas Schippers, La Scala

1964
Puccini, Tosca, Carlo Felice Cillario, London, 1964
Bizet, Carmen, Georges Prêtre, EMI 1964.
Puccini, Tosca, Georges Prêtre, EMI, 1964.

1965
Bellini, Norma, Georges Pretre, Paris
Puccini, Tosca, Nicola Rescigno, Paris
Puccini, Tosca, Georges Pretre, Covent Garden, Londres
Puccini, Tosca, Fausto Cleva, Metropolitan Opera

Bibliografía selecta
1960 • Callas, Evangelia, My daughter Maria Callas. Fleet, New York 1960.
1963 • Stelios Galatopoulos, Callas la Divina. Art that Conceals art-Cunningham, Londra 1963.
1964 • Roland Mancini / Jean-Louis Caussou, Maria Callas. Sodal, Parigi 1964.
1968 • Camilla Cederna, Chi è Maria Callas. Longanesi, Milano 1968.
1974 • Ardoin, John, Callas, the Art and the Life. The Great Years.
1977 • Ardoin John, The Callas Legacy.
1979 • Segalini Sergio, Callas — Les images d’une voix.
1980 • Stassinopoulos Arianna, Maria — Beyond the Callas Legend.
1980 • Verga Carla, Maria Callas — Mito e malinconia.
1981 • Gastel Chiarelli Christina, Maria Callas — Vita, immagini, parole, musica.
1981 • Meneghini Giovanni Battista, Maria Callas — Mia moglie.
1986 • Jellinek, George, Callas: Portrait of a Prima Donna, ISBN: 0486250474.
1987 • Stancioff, Nadia, Maria: Callas Remembered. An Intimate Portrait of the Private Callas, ISBN 0-525-24565-0.
1987 • Ardoin John , Callas at Juilliard. The Master Classes. Knoff, New York.
1989 • Jackie Callas, Sisters, Macmillan Interactive Publishing.
1993 • Kesting, Jurgen. Maria Callas Northeastern University Press, 1993, ISBN: 1555531792.
1998 • Galatopoulos, Stelios, Maria Callas, Sacred Monster, New York: Simon and Schuster, 1998, ISBN 0-684-85985-8.
1998 • Tubeuf Andrè, La Callas.
1999 • Sutherland Robert, Maria Callas — Diaries of a Friendship.
2001 • Edwards, Anne, Maria Callas, An Intimate Biography, St. Martin’s Press, New York.
2002 • Jacques Lorcey, Immortelle Callas, éditions Séguier, ISBN 2-84049-348-9.
2002 • Madeleine Chapsal, Callas l’extrême, Michel Lafon, ISBN 2-253-10961-4.
2004 • Seletsky, Robert E.,The Performance Practice of Maria Callas: Interpretation and Instinct, The Opera Quarterly.
2007 • Ève Ruggieri, La Callas, éditions Michel Lafont.
Gage, Nicholas: Greek Fire: The Story of Maria Callas and Aristotle Onassis, ISBN 0-446-61076-3.
Nicolas Petsalis-Diomidis, La Callas inconnue, ISBN 2-259-19393-5.

Obras basadas en Maria Callas
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McNally, Terrence. Master Class, ISBN 0452276152.
Bond, Alma. Autobiography of Maria Callas, Birch Brook Press 1998, ISBN 0913559482.