Vivien Leigh habría cumplido el 5 de noviembre cien años

Vivien Leigh

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Vivian Mary Hartley, conocida artísticamente como Vivien Leigh (Darjeeling, India, 5 de noviembre de 1913 – 7 de julio de 1967), actriz de teatro y cine británica. Galardonada con dos premios Óscar, es principalmente recordada por sus papeles como Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó (1939) y como Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo (1951).

Tras contraer matrimonio con el actor y director Laurence Olivier en 1940, Leigh incursionó activamente en teatro, interpretando roles en obras cómicas de dramaturgos como Noël Coward y George Bernard Shaw y en tragedias de William Shakespeare. Destacó desempeñando los papeles de Ofelia, Cleopatra y Julieta. Su participación en el musical de Broadway Tovarich de 1963 la hizo acreedora de un premio Tony. Transcurrido casi medio siglo desde su fallecimiento, se la sigue considerando una de las cien actrices más bellas de todos los tiempos,1 caracterizada por sus finas facciones y sus imponentes ojos.

De familia acomodada asentada en India, era hija del actor Ernest Hartley y una dama, Gertrude, nacida Yackjee, de origen persa [cita requerida]. En 1917, Ernest Hartley se trasladó a Bangalore, mientras que Gertrudis y Vivian se quedaron en Ootacamund. Recibió una espléndida educación e hizo su aparición en escena a los tres años y cuatro meses, recitando «Little Bo Peep» para un grupo de aficionados de teatro ingleses amigos de su madre. Gertrude Hartley la introdujo en la literatura con obras de Hans Christian Andersen, Lewis Carroll y Rudyard Kipling, así como historias de la mitología griega y las leyendas de la India. Hija única, su madre la envió al colegio de monjas del Convento del Sagrado Corazón en Roehampton, Inglaterra en 1920 a la edad de seis años. Aprendió, sobre todo, las maneras de la alta sociedad, el inglés con buen acento oxfordiano, francés e italiano. En el colegio de monjas amistó con la futura Maureen O’Sullivan, algo mayor que ella, a quien expresó una vez su deseo de ser actriz. Sus padres consiguieron que ingresara en la Royal Academy of Dramatic Art (RADA) de Londres.

Se casó con Leigh Holman el 20 de diciembre de 1932 en St. James, una iglesia católica inglesa. Tras su matrimonio, terminó sus estudios en la Royal Academy y el 12 de octubre de 1933 dio a luz a una hija, Suzanne; Vivien se vio abrumada por la vida doméstica, por lo que la niña vivió parte de su vida con su padre; la actriz padecía un trastorno bipolar, nunca asumido, que, andando el tiempo, obligó a someterla ocasionalmente a terapia electroconvulsiva. Sus amigos la recomendaron para un pequeño papel en la película Las cosas están mejorando, su inicio en el mundo del cine. Empezó a destacar en el teatro en el Ambassadors Theatre de Londres con la obra de Henriette Duqesnoy, La Máscara de la Virtud (1935) y su agente John Gliddon, le impuso el nombre artístico Vivien Leigh y la recomendó al productor Alexander Korda.

Desde una edad temprana había demostrado su inclinación por la interpretación, actuando en los diversos montajes teatrales que se organizaban en los distintos colegios a los que asistió y debutó en el teatro en 1934 con la obra The Green Sash y al año siguiente en el cine con Things are looking up. También trabajó como modelo aprendiendo a ocultar un gran defecto: sus grandes manos.

Tras una función en el teatro Lyric conoció a Laurence Olivier, famoso por sus adaptaciones de las obras de Shakespeare, del que se enamoró y con el que también formó pareja artística. Se casaron en 1940 después del divorcio de sus respectivas parejas y tuvieron una sencilla ceremonia en San Ysidro Ranch, Santa Bárbara (California) a la que acudieron sus testigos Katharine Hepburn y Garson Kanin.

Vivien siguió actuando en diversas películas británicas como Un yanki en Oxford (1938) y Callejón sin salida (1938).

Laurence Olivier conoció a Leigh cuando éste acudió a ver una función de The Mask of Virtue, obra teatral en la cual ella trabajaba. Cuando ambos coincidieron en la película Inglaterra en llamas (1937) comenzaron una relación amorosa, estando en ese momento Olivier aún casado con la también actriz Jill Esmond.

A pesar de su relativa inexperiencia, Leigh fue elegida para interpretar a Ofelia en la adaptación teatral de la obra escrita por William Shakespeare Hamlet, la cual se presentó en Elsinor, Dinamarca. Allí trabajó bajo la dirección de Olivier.2 Posteriormente la actriz apareció junto con Robert Taylor, Lionel Barrymore y Maureen O’Sullivan en A Yank at Oxford (1938); y junto a Charles Laughton en St. Martin’s Lane (1938). Estas películas ayudaron al incremento de su popularidad, sobre todo en Estados Unidos.

En 1941, Vivien Leigh y Laurence Olivier protagonizaron la película That Hamilton Woman. Ella personificó a Emma Hamilton, casada con Sir William Hamilton, embajador británico ante el Reino de Nápoles interpretado por Alan Mowbray, y convertida en amante del almirante Horacio Nelson, personificado por Olivier.

La fama mundial le llegó cuando David O. Selznick se fijó en ella para que protagonizara la versión cinematográfica de la novela de Margaret Mitchell Lo que el viento se llevó (1939).

Inicialmente Leigh no fue barajada para el papel de Scarlett O’Hara pues no era una actriz popular en los Estados Unidos. Hizo una audición en Hollywood y fue elegida de entre un grupo de grandes estrellas como Lucille Ball, Carole Lombard (la esposa de Clark Gable), Paulette Goddard (quien ya tenía el papel casi seguro), Jean Arthur, Joan Bennett, Bette Davis (quien rechazó el papel por haber hecho un año antes Jezabel) y Katharine Hepburn. Parece que Vivien obtuvo el papel gracias a George Cukor, quien iba a dirigir la película hasta que fue sustituido por Victor Fleming.

Se cuenta que Cukor fue apartado del proyecto por orden de Clark Gable, quien se sentía incómodo porque Cukor conocía ciertos detalles comprometedores de su pasado.

Durante años corrió el falso rumor de que en el set Vivien no se sentía cómoda ya que Clark Gable y ella no se llevaban bien y siempre discutían por la halitosis que este se propiciaba para desagradar a la actriz.

Olivia de Havilland, la única actriz que aún vive de los actores principales, la recuerda como «una mujer muy dulce y profesional» refiriéndose a que Vivien que era inglesa tuvo que aprender el acento sureño.

Su actuación inolvidable como Scarlett O’Hara la catapultó a la fama mundial haciendo de ella una de las actrices más reconocidas de todos los tiempos tras Bette Davis y Katharine Hepburn. Esa interpretación le valió un premio Óscar de la Academia.

Un tranvía llamado deseo, película en la cual Vivien Leigh interpretó el papel de Blanche DuBois.
A pesar del éxito que le proporcionó este título, Vivien seguiría prefiriendo el teatro al cine, y en las posteriores décadas sólo participó en contadas películas, entre las que destaca Un tranvía llamado deseo (1951), realizada a partir de la obra homónima de Tennessee Williams. Por esa actuación obtuvo su segundo Óscar.

En 1951, Leigh y Olivier actuaron juntos en las obras teatrales Antony and Cleopatra de William Shakespeare y César y Cleopatra, de George Bernard Shaw, ambas inspiradas en algunos aspectos de la vida Cleopatra VII. Las actuaciones de ambos recibieron buenas críticas de muchas fuentes. En 1952 se presentaron con ambas obras en la ciudad de Nueva York, en el teatro Ziegfeld, donde recibieron críticas aún más positivas en comparación de las que cosecharon el año anterior en Londres. Sin embrago, el crítico neoyorquino Kenneth Tynan señaló que el desempeño actoral de Leigh era mucho inferior al de Olivier.

En enero de 1953 la actriz se trasladó a Sri Lanka para filmar allí la película Elephant Walk junto a Peter Finch. Poco después del inicio del rodaje sufrió una descompensación, por lo que la empresa productora de la película (Paramount Pictures) la reemplazó por su colega Elizabeth Taylor

Actuó en Broadway en Tovarich (1963) que le valió su primer premio Tony a la mejor actriz principal en un musical. Pero su precario estado de salud le impedía desarrollar su carrera con normalidad, y las tormentosas relaciones con su marido, Laurence Olivier, tampoco ayudaron a Vivien. Terminaron divorciándose en 1960 y ella se instaló a vivir junto al también actor John Merivale.

 

Después de un tiempo Vivien acudió al médico, quien le diagnosticó una recidiva de la tuberculosis de la que años antes se había curado. Se le prohibió actuar y exponerse a los cambios de clima.

En su reposo, Vivien comenzó a preparar su vuelta a los escenarios, regreso que jamás pudo cumplir.

Después de una larga agonía prolongada a causa de una avanzada tuberculosis, Leigh fallecía la noche del 7 de julio de 1967. Tras arreglar sus flores y atender a sus amigos, cansada, se retiró a su cuarto. Tenía tan sólo 53 años. Fue hallada muerta en la habitación de su apartamento londinense en el 54 Eaton Square por su entonces pareja sentimental John Merivale, quien rápidamente llamó a Laurence Olivier. Éste —según los artículos de la época— fue el más afectado por la muerte de Leigh.

Laurence Olivier se encontraba ingresado en el hospital, pero al ser avisado de la noticia pidió el alta voluntaria y acudió inmediatamente al lado de Vivien. Él mismo relata en sus memorias que permaneció junto a ella a solas «pidiéndose perdón por todo el daño que se habían hecho». Siempre la recordaría como el gran amor de su vida. Desde que se casó con sir Laurence Olivier hasta su muerte nunca se quitó el título de Lady Olivier.

La sobreviven su hija, nietos y bisnietos, que permanecen en el anonimato.