Soledad Mora ¡Hasta luego, cocodrilo!

Conseguirá nuestra antiheroína reinventarse, como dicen ahora?

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Precio: 17,90 €
Código: 10091635

Soledad Mora ¡Hasta luego, cocodrilo!

La autora

Soledad Mora Sagués (Andorra, 1955) cursó estudios de Derecho en la Universidad Central de Barcelona.

Casada, madre de dos hijas y feliz abuela de una única nieta, es una escritora tardía: ¡Hasta luego, cocodrilo! es su primera novela publicada.

¡Hasta luego, cocodrilo!

Cómo una millonaria tuvo que defenderse de una fiera más peligrosa que el cocodrilo del que salió la piel de su bolso más querido.

Cuando se está acostumbrado a tenerlo todo, cualquier capricho o antojo se acaba convirtiendo en una inevitable y abrumadora obligación que debe satisfacerse a cualquier precio. La frustración y la rabia pueden surgir entonces en cualquier momento, violentas e inesperadas, disfrazados tras ese objeto de deseo que no se ha podido alcanzar y que bien podría ser un bolso exclusivo, de esos que fabrican con cuentagotas y que asignan según la importancia de la boutique…

Gloria lleva veinticinco años habituada a tenerlo todo, concretamente, desde que se casó con Javier Arnau, uno de los empresarios más ricos y poderosos de Barcelona, y del país. Gracias a eso, ella puede llevar la vida de lujo y distinción que le gusta. Además –siempre se precia de reconocerlo–, su marido la mima hasta el extremo y le consiente todos los deseos y caprichos que se le figuran. Se ha convertido con el tiempo en una mujer envidiada y admirada a partes iguales, a la que gusta ser reconocida como clienta destacada en las más elegantes y fastuosas tiendas de la ciudad.

«No quiero recordar aquella adolescencia cutre en Andorra, creo que la he borrado de mi mente. Antes de conocer a Javier, todo era trabajo, privaciones y malos rollos, siempre ayudando a mis padres en el hotelito que teníamos arrendado como negocio. Lo llamábamos «hotelito» entre nosotros, con aires de grandeza, pero aquello era a todas luces una pensión pura y dura».

Su última ambición es un precioso Birkin negro de piel de cocodrilo cuyo precio –veinticuatro mil euros– resulta escandaloso hasta para su generoso marido. Es lo único que hasta ahora Gloria no tiene y que además, no puede comprarse por sí misma. Su exclusividad es tal, que conseguir uno se hace tarea realmente difícil. En pocos días celebrará su 50 cumpleaños y espera que Javier la sorprenda con el ansiado regalo… Su asombro será mayúsculo cuando al recoger otro bolso que tenía encargado en su boutique de referencia, la dependienta le muestra por error otra caja a nombre del señor Arnau, en la que se guarda el preciado Birkin negro. Sin embargo, según la directora del local, ese bolso no es para ella, ni ese nombre es el de su esposo… Aquel maravilloso objeto está reservado a la joven empleada de una joyería cercana… La frustración, furia y sutil suspicacia de Gloria están desbocadas… ¿No será que Javier tiene una amante?

«Estoy muy avergonzada por el numerito que he montado. Pero, claro, al ver esta maravilla —señalo con la mirada la caja abierta que exhibe lo que por un instante he pensado que era mío— y el nombre de mi marido… También es casualidad, ¿no? —interrogo sin dirigirme a nadie en concreto—. Pues eso… que me he montado una película que no era. Que no es, claro. Lo siento. Siento haberme puesto en evidencia de esta forma. Yo…».

Si la caja de los truenos pareció entreabrirse un poco tras el inocente desliz de la dependienta, un par de jugosos cotilleos y posteriores encontronazos –primero en la peluquería, y después en una escapada a París– terminarán por despejar las dudas de Gloria: su marido está liado con una guapa mujer bastantes años más joven que él… Esa tal Beatriz se está quedando con los regalos que deberían ser para ella… Muchas cuestiones rondan su cabeza: «¿Qué hago? ¿Esperar a que se le pase el capricho como con las otras o…? Aunque si es verdad lo del bolso, los mato. ¡Eso sí que no! ¡Por ahí no paso!». Las amigas más cercanas le aconsejan que lo deje pasar y se olvide, pero cuando en su fiesta de cumpleaños, Javier hace acto de presencia con aquella chica, el alcohol y la rabia empujan a Gloria a tomar una actitud y posición ciertamente radicales.

De un día para otro Gloria se verá abocada a una situación que escapa a su control. La cruda realidad de los problemas económicos y las facturas sin pagar se presentará de golpe. Muchas de sus amigas dejan de serlo. El contrato de separación que ha firmado con Javier no es lo suficientemente jugoso como para mantener el tren de vida que hasta ahora llevaba. El valium o el alcohol como alternativa ilusoria no son soluciones viables. Debe pensar en sus hijos y en un futuro más o menos cercano que parece presentarse verdaderamente complicado. ¿Conseguirá Gloria imponerse a la circunstancias? ¿Sabrá reinventarse y sacar provecho de lo poco que hasta ahora sabía hacer muy bien? Sí, sí, todo el mundo sabe que los milagros no existen, pero…

«—Por favor, basta, Luis. No puedo más, estoy a punto de asfixiarme —le digo casi sin aliento a mi entrenador personal, que por lo visto ha decidido matarme a fuerza de abdominales sin ningún miramiento. Hoy tiene uno de esos días en los que parece que haya venido con la clara intención de asesinarme. Es un tío encantador, pero duro a más no poder».

Galería de personajes

Aunque a Gloria Arnau ya la conocemos, se hace obligatorio añadir algunos datos más para completar su perfil. Es una mujer tan esclava de la moda que no soporta a la gente fea o desaliñada, simplemente le molestan. Le gusta practicar deporte en su gimnasio privado e ir regularmente a la peluquería. Adora París y sus grandes tiendas. No teme al botox, de hecho, la edad ya se lo ha reclamado, y usar la tarjeta de crédito es su actividad más habitual. Con tal de quedar bien y aparentar buenas amistades, es capaz de idear grandes mentiras. Resulta increíble que esta mujer tenga unos orígenes realmente modestos: sus padres tenían una pensión en Andorra en la que ella estuvo trabajando desde niña –haciendo camas, limpiando, ayudando a servir comidas–, hasta que conoció a Javier, su marido.

Javier Arnau hizo mucho dinero invirtiendo en tiendas de electrónica, aunque él ya provenía de una de las familias más poderosas de Barcelona. Su patrimonio se triplicó cuando heredó la fortuna de sus padres. Aunque hombre de carácter, está acostumbrado a dejar que su mujer se salga con la suya y compre todo lo que quiera. Sin embargo, ahora parece que la mayoría de sus regalos tienen otra destinataria: la joven y atractiva Beatriz, dependienta de una joyería con la que mantiene una relación extramatrimonial desde hace algún tiempo.

«Entro en la cocina para organizar la comida, con ganas de acabar rápido y poder marcharme a la peluquería, algo que preveo muy difícil, por no decir imposible, ya que Imelda, la chica filipina, muy menudita y vestida de blanco impoluto, como siempre, entiende muy mal el idioma, a pesar de que lleva años en casa e incluso tiene nacionalidad española».

Pablo y Carla Arnau son los hijos del matrimonio: jóvenes consentidos que sin embargo, son capaces de reaccionar como solo una madre merece cuando las cosas empiezan a ir mal. Pablo es un buen chico, pero exageradamente discreto y correcto; a sus veintiún años no sabe lo que es llevar unos vaqueros, siempre va impecablemente vestido y planchado. Carla tiene un año menos que su hermano, pero es todo lo contrario: informal, desafiante y atrevida, también inteligente y con una gran visión para los negocios y las oportunidades.

Marta Capdevila es la mejor amiga de Gloria, su confidente y la persona que la ayuda anímicamente cuando lo necesita. Separada de un maltratador que encima se pulía su dinero, ahora está más atractiva y tranquila que nunca. Dispone de lo suyo como quiere, sin dar importancia al valor de las cosas. Será ella la que ponga en antecedentes a Gloria sobre el posible escarceo amoroso de su marido.

Inés es la mujer de Alfonsito Grau, amigo inseparable de Javier. Entre Gloria y ella, más que amistad reina una imposición de conveniencia. Es una mujer vulgar y amargada, que además viste muy mal. En el fondo, no se llevan demasiado bien pero mantienen la compostura y aguantan por sus respectivos maridos. Nuestra protagonista la considera una verdadera imbécil. Choque frontal.

«—Ahora no sé qué tengo que hacer… Si se lo insinúo y no es verdad, me la cargo y adiós fiesta de cumpleaños, ya lo conoces cuando se pone furioso. Si no le digo nada y está liado con ella, no me hace maldita gracia. ¿Qué hago? ¿Esperar a que se le pase el capricho como con las otras o…? Aunque si es verdad lo del bolso, los mato. ¡Eso sí que no! ¡Por ahí no paso! —exclamo en un ataque de rabia».

Aprender a esperar lo inesperado

Una divertida historia cargada de lujo, traición, frivolidad y malas intenciones.

Hermès, Chanel, Valentino, Balenciaga, Gucci, Lanvin, Bulgari, Porsche, Mercedes… Nombres parejos a lujo, estilo, elegancia, distinción, clase, poder. En esta vida parece que todo puede comprarse con dinero, ¿o no? Esta es la cuestión clave que deberá plantearse la protagonista de ¡Hasta luego, cocodrilo!, una mujer que de tenerlo todo –simplemente por el hecho de ser señora de–, tendrá que buscar significado práctico a una palabra que desde hace tiempo no ha existido en su exquisito vocabulario, trabajar.

Pero hasta ese punto, el lector podrá pasar un buen rato de diversión poniéndose en la piel de Gloria, para experimentar no solo sus incontrolables ansias por poseer bolsos, vestidos o joyas, sino también las desquiciantes discusiones con unos sirvientes filipinos que parecen no enterarse de nada, o las agotadoras sesiones de gimnasia con su entrenador personal. Las charlas con sus amigas más íntimas son dignas de una mención especial por su inagotable torrente de críticas y cotilleos, a cual más ocurrente. En definitiva, un relato cargado de humor, amable pero también mordaz, que huele a arrogancia y frivolidad, a opulencia y distinción, a exceso y engañosa apariencia.

«Al final, sólo tienes que hacer como has hecho las otras veces: disimular. ¡Y encima aún te caerá alguna joya espectacular para callarte la boca! Como siempre, Gloria, que yo veo lo que él te regala para tenerte contenta y que no te metas en su vida. ¡Si todos hacen lo mismo! ¡Qué más da! Te tomas un Valium, un vodka o todo a la vez, ¡yo qué sé! Piensa en tu fiesta de cumpleaños. ¿Quieres echarlo todo por la borda por un calentón de tu marido? Tienes tanto que perder…».

¡Hasta luego, cocodrilo! podría pasar por ser un original retrato de la hipocresía que gobierna la sociedad contemporánea, pero también por una refinada y deliciosa historia sobre la superación. Soledad Mora ha escrito una muy fresca e ingeniosa novela, cuya lectura sencilla y amena, sirve como revulsivo contra cualquier tipo de aburrimiento o apatía. En ella caben el amor, el desamor, el reto, la desilusión, las tiendas caras, las mentiras y muchas sorpresas. El fino o desbocado humor, según el momento, completa un cóctel narrativo perfecto para disfrutar de la lectura con una enorme sonrisa.

Narrada en primera persona, Gloria Arnau se convierte en protagonista absoluta y difícilmente olvidable de una novela de personajes que a todas luces, parecen tomados directamente de la realidad y revisados con los justos retoques para provocar la complicidad e ironía del lector. Esta señora tan altiva y orgullosa, tiene una personalidad ciertamente arrolladora, aunque su principal y casi única preocupación sean las compras de artículos de lujo. Sus reflexiones y actitud encajan a la perfección en un entorno más preocupado por las apariencias, el físico, el dinero y el qué dirán, que por valores mucho más sinceros como son la familia, la amistad o el amor. Rabiosamente actual, esta historia consigue reírse hasta de esos tratamientos de belleza que hacen milagros en un día.

«—Pero… ¿cómo? ¡No me digas que aún no me has puesto el bótox! Oye, yo me largo —le suelto, nerviosa.
—¡Ah! Mira que eres graciosa, Gloria. Porque sé que lo dices en broma, que si no… Venga, un par de pinchacitos más y ya acabamos».

Irreverente y con un ritmo narrativo muy visual la novela descubre a un personaje que pasa de la arrogancia a la inseguridad en solo cuestión de días. Conocedora del carácter femenino, Mora enfrenta a su personaje con los temidos cincuenta y todo lo que ello representa, y además en una situación económica y personal realmente crítica. El cocodrilo del título, en clara alusión al bolso negro, invita a decir adiós no solo a muchos caprichos innecesarios, también a un nivel y estilo de vida que en la época actual se antoja bastante excesivo. Como diría Gloria: lo que está claro es que si finalmente decides quedarte con los criados filipinos, pero también quieres dar unos estudios a tus hijos –y seguir viviendo–, solo surge un posible camino: reinventarse, o morir… No hay otra.

«Pero yo sé que merece la pena continuar manteniendo la leyenda de Gloria la Superwoman. Aunque me odien por lo perfecta que soy en todo, no les queda más remedio que admitirlo. «Gloria la Superwoman», me repito, y lo digo en voz alta, orgullosa de mí misma».